Antes de entrar en la sala, pensaba que iba a ver algo aburrido pero… ¡De eso nada! En cuanto las luces se apagaron me percaté de que estaba muy confundida, y que lo que me esperaba era un tanto movidito.
En cuanto empezó el espectáculo, entendí más o menos la historia, era un poco inusual, pero entendible a la vez, sin embargo, en cuanto pasó un cuarto de hora largo aproximadamente, me quedé estupefacta…De repente, una de las actrices se colgó de una lámpara, a continuación, las dos actrices estuvieron unos instantes en ropa interior; luego apareció un “pollo”, que tenía una camiseta un tanto transparente…En ese instante ya no sabía por dónde iba la historia, no me daba tiempo de asimilar una situación, y ya estaban interpretando otra…¡¡No conseguía encajar los hechos!!
Después del teatro, aún en el autobús, no sabía del todo lo que acababa de ver, y, aunque fue raro, y no lo entendí muy bien, lo repetiría simplemente para intentar entender la obra y enterarme de lo que se trataba. El vestuario me gustó, me pareció original, y, aunque en algunos momentos eran demasiado exagerados, los vestidos eran muy coloridos, con mucho vuelo y de formas inusuales…Desde mi punto de vista, la obra me pareció original, diferente a otras obras, y, una experiencia un poco rara, pero que repetiría.
¡A gusto en el Augusto! 
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