El libro Eskoria de Alfredo Gómez Cerdá trata de un niño, Diego, que está siendo maltratado por otros compañeros de su clase. Él, por miedo a que el acoso aumentara o a que sus padres pensaran que ya no era independiente y no se valía por él mismo, nunca se lo dijo.
La historia explica lo que Diego siente cuando sus compañeros le rechazan a diario y en su cabeza siempre están las mismas preguntas: ¿Por qué me tratan así? ¿por qué no me quieren en su grupo? ¿será porque no me gustan las mismas cosas que a la mayoría de ellos? ¿por qué razón soy diferente?
Día tras día Diego no tiene la fuerza suficiente para contárselo a sus padres y habla del instituto con normalidad; no quiere que sus padres se preocupen de lo que pasa en realidad.
El libro explica el día a día que sufre Diego y cómo finalmente se da cuenta de que no está solo, que hay más gente que está en su misma situación, y que se pueden ayudar mutuamente como cuando conoce a un amigo que se hace inseparable de él porque sufren los dos el mismo rechazo.
No quisiera revelar todo el contenido de la historia ya que sería un spoiler (es decir, destriparlo) y además, una pena perderse leer todo lo que siente y vive Diego.
El libro es uno de esos libros que te cuesta masticar desde el principio, no tiene un inicio que enganche, pero hacia la mitad del libro empiezan a ocurrir cosas que te van dejando pegado a las páginas. El final es muy impactante y la historia no tiene pausas, es un libro muy frenético sin momentos aburridos.
Refleja una realidad y no una ficció ,ya que cualquiera podemos ser Diego. Enfrentarse al acoso como lo hizo él hace que vivas este problema desde varios puntos de vista: el acosado que sufre sin hablar; el que ve cómo acosan a los demás y no hace nada por miedo a sentirse también rechazados; los que acosan creyendo que eso les hace superiores a los demás y por último los padres, que en ocasiones desconocen por lo que pasan sus hijos.
El libro te hace pensar en ello y demuestra que, frente a los problemas puedes, ser débil y dejarte llevar o darte cuenta y sacar tu fuerza para denunciar aquello que no está bien. Espero que todos los que sufren o hayan sufrido saquen su fuerza interior.
ADRIÁN CACHO BEZANILLA 2º B
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