Los libros en estos días son mi balsa en plena tormenta
(Irene Vallejo)
Ninguna de las participantes en la tertulia imaginaba que iba a verse amenazada la sexta tertulia del curso por una plaga misteriosa que, a la manera de la peste de Camus o de la ceguera de Saramago, nos iba a trasladar a una suerte de distopía muy real: sin clases presenciales, sin el contacto con nuestros compañeros de claustro y sin nuestros queridos alumnos…teníamos que suspender la cita de abril en torno a Miguel Delibes, autor del que se celebran este año el centenario de su nacimiento. Sin embargo, algo sucede en la adversidad de las tormentas que hace que nos reinventemos, que la derrota sea menor si nos plantamos y diseñamos otro plan. Así fue: la celebraríamos por videoconferencia, el mismo día, a la misma hora, a través de la plataforma Teams, herramienta que está ofreciéndonos momentos de incalculable consuelo.
Alrededor de 25 personas nos inscribimos como participantes y en torno a 2o nos conectamos para intercambiar pensamientos, palabras, haciendo de la tertulia virtual algo muy real. Podía parecer difícil el reto por las limitaciones de no estar al lado, de no verse, de no sentir ese contacto físico que nos alimenta, y más dificultoso por la falta de pericia en este mundo de la informática que tanto nos está transformando. Sin embargo, fue muy hermoso el encuentro, el diálogo tuvo grandes dosis de serenidad, inteligencia, respeto por las intervenciones ajenas…algo que a menudo falta en otras esferas.
Señora de rojo sobre fondo gris, título que parece sacado de un cuadro , se trata de la 18ª novela de Miguel Delibes, publicada en 1991. En ella un prestigioso pintor, sumido en una aguda crisis creativa, va evocando ante su hija -recién salida de las cárceles franquistas junto a su marido- la detención y la enfermedad y repentina muerte de su mujer, Ana, con 48 años. Con esta obra se planteó el vallisoletano Premio Cervantes y Príncipe de Asturias, no sólo un exorcismo sino sobre todo un homenaje a su esposa Mª Ángeles que también había fallecido demasiado temprano en 1974 a la edad de 50 años.
La novela tiene el estilo depurado y contenido característico de Delibes que supo como pocos rescatar y sembrar en su prosa( sin atosigar) palabras patrimoniales, del terruño. Además el autor estuvo especialmente vinculado a Cantabria ,porque su familia paterna procedía de Molledo Portolín y ese fue el destino de la pareja en su viaje de novios, en 1946. Una bicicleta para ella y una máquina de escribir para él serían los regalos que se intercambiaron. Deliciosa anécdota.
Poema de amor para algunos; elegía o panegírico, para otros, la novela arranca de nuestro interior el sentimiento de duelo por la pérdida de nuestros seres queridos y plantea cómo la voluntad de crear languidece paralela a la lucha por la vida de ella. Ambas crisis se entrelazan, porque ella es motor de su pincel. ¿Musa o compañera? En cualquier caso,¿no es acaso la idealización , como la ficción, un soporte humano para enfrentarnos a nuestros fantasmas?
Autor reconocido y venerado siempre que volvemos a leerlo, lo volvemos a querer. Delibes goza siempre de buena salud para los que leemos.
Gocen y lean.
Con su sola presencia aligeraba la pesadumbre de vivir.
(Miguel Delibes)
Deja una respuesta