GAZOLINE: gasolina para pensar

El miércoles, 22 de enero, asistimos al Palacio de Festivales para ver el último trabajo de La Joven Compañía, Gazoline, una obra de Jordi Casanovas que reflexiona sobre los disturbios que incendiaron París en 2005 desde la banlieu, tras la muerte de dos jóvenes de origen árabe y africano que escapaban de la policía en Cliché-sous- Bois, una comuna pobre del este de la capital gala. Esto originó una revuelta que pronto se expandió a otras ciudades francesas.

El espectáculo de hora y media sin descanso, que nos mantuvo sin respirar todo el tiempo, terminó con un encuentro en directo con los cinco actores a quienes pudimos preguntar y conocer más a fondo. Puro goce.

El argumento de la obra arranca cuando Omar y Naïm, de origen africano, se disponen a quemar un coche en el barrio Sena-Saint Denis, el departamento francés con mayor población de origen inmigrante de Paris. El primero, de origen franco-argelino ha llamado al canal de televisión France 2 para que lo retransmita en directo.  A partir de ahí el ritmo de los acontecimientos se acelera y se desencadenan  momentos de tensión entre todos los compañeros de la barriada. La obra trata sobre la adolescencia, la desigualdad social y sobre la urgente necesidad de cambiar el mundo desde un destino torcido.

En el escenario, actores que compartían  su pasión por las tablas y  que también tenían en común pertenecer a orígenes de lo más diverso: magrebíes, hispano-dominicano, guineanos, nigeriano…nacidos en España pero vinculados a sus países del sur y  eso les hacía ponerse en el lugar de sus personajes con especial compromiso.

Si la obra valió mucho la pena, requetebién estuvo el encuentro con el público que llenaba la sala y que, todo hay que decirlo, respetó y supo comportarse con gran madurez todo el espectáculo. Así da gusto salir con ellos y ellas. Numerosas y muy inteligentes fueron las intervenciones de todos, y en especial, de nuestras alumnas de 4ºESO, Nerea y Lucía, micrófono en mano.

Con una puesta en escena moderna y vibrante, donde destacaba el estilo minimalista,  ofrecía como centro de nuestra mirada el coche,-símbolo del estado que no ampara-, otro protagonista más y detrás de él una enorme pantalla que servía como telón de fondo para, o bien visionar imágenes y vídeos del hilo argumental, o bien como parapeto para vislumbrar las sombras de los personajes. Un acierto de lo más eficaz.

Para terminar, tenemos que dar las gracias de corazón y felicitar a nuestra compañera intérprete de signos Ana Cristina Santiago Figueruelo, admirable trabajo: profesionales como ella rompen todos los días  barreras para que todo nuestro alumnado pueda asistir a espectáculos teatrales como éste.

Sin duda, vale la pena seguir, difundir y valorar el trabajo que realiza con los jóvenes La Compañía La Joven. Larga vida y estamos deseando conocer qué montaje será el próximo. Ojalá lo veamos.

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