CINECICLETA EN EL AUGUSTO GONZÁLEZ DE LINARES

Hay días en la rutinaria vida de un instituto de secundaria en los que uno vuelve a recordar las razones por las que, hace ya mucho tiempo, decidió dedicarse a la enseñanza, en el que vuelven a hacerse vivos los anhelos, las esperanzas, los proyectos, en definitiva la convicción profunda de que la educación nos puede hacer mejores, nos debe preparar para la vida, para comprender la realidad en la que vivimos y ser protagonistas de la misma. Y todo ello de una forma crítica, activa, comprometida, con proyectos nuevos y con la ilusión de intentar cambiar las cosas poniendo nuestro granito de arena para acabar con las injusticias que nos rodean. Ese día ha sido el 27 de marzo.

Ese día llegó a nuestro Augusto de la mano de un proyecto comprometido, original y muy arriesgado, CINECICLETA. Invité a Carmelo e Isabel, sus protagonistas, hace mucho tiempo, el curso pasado, cuando conocí la existencia de su trabajo y llegó a mi conocimiento que existía la posibilidad de traerlos al centro gracias al Proyecto “Vamos de cine” y a nuestro asesor cultural, Paco España, sin cuya colaboración poco podríamos hacer. Han recorrido todo el continente africano en bicicleta durante dos largos años portando un rudimentario equipo de cine compuesto de una bici conectada a un pequeño generador de electricidad que les permite proyectar películas sin necesidad de conectarse a la red, simplemente pedaleando. Han convivido con multitud de familias, culturas, lenguas, personas, paisajes diferentes a las que han llevado un pequeño momento de felicidad, a las que han hecho pensar, emocionarse, llorar, reír, gracias al cine. Especialmente los rostros de los niños se han iluminado con ese brillo que solo el cine sabe transmitir. El paralelismo que establecen con el proyecto de las Misiones Pedagógicas que promovió el gobierno de la II República española es magistral. Aquellos intelectuales, profesores, estudiantes que recorrieron los rincones más perdidos de la España rural haciendo que muchos campesinos disfrutaran por primera vez de la cultura, retratados magistralmente por José Val de Lomar. Siguiendo esta misma idea, Isabel y Carmelo han logrado llevar el cine a muchos rincones del tristemente continente olvidado, África.

Pero no podemos quedarnos en lo anecdótico, en el exotismo que tiene este viaje, no. En las dos horas que han compartido con nosotros se ha ido creando un ambiente tremendamente formativo, educación en valores en el más puro sentido. Y es así porque presentan algo único, algo querido y vivido con intensidad, con pasión, algo que tiene la naturalidad de lo auténtico.

Compañerismo, cariño, hospitalidad, respeto, compartir lo poco que se tiene, sencillez…son valores que aquí hemos perdido hace mucho tiempo. Denuncia sin dramatismo de nuestra responsabilidad en el drama que vive hoy África y cuyas consecuencias nos negamos a asumir con decisiones irresponsables e inmorales y crueles. La vida de los protagonistas ha cambiado profundamente y ha conseguido en nosotros que se tambaleen nuestras conciencias.

Quiero recordar aquí una de las películas que han proyectado en muchos rincones de África, Binta y la gran idea, dirigida por Javier Fesser, el mismo director de otras magníficas películas como Camino o Campeones. Una niña senegalesa tiene una gran idea y le pide a su padre que recorra Senegal, su país, para transmitirla a las autoridades y llevarla a la práctica. La idea consiste -que me perdonen los que no han visto la película-en adoptar niños del primer mundo para poderles educar en los valores de su sociedad, más puros y más limpios que los nuestros, para que de mayores vuelvan a sus países de origen y los puedan transmitir. Y todo ello inspirado en algo maravilloso que siempre le dice su padre, quiero ser como los pájaros migrantes que aprovechan lo mejor del Norte y lo mejor del Sur.

Después de mucho pensar, tomé la decisión de que fueran los alumnos del grupo solidario SOLINAR los que participaran en esta actividad porque me pareció que se merecían un regalo por la labor solidaria que realizan. Previamente les expliqué a Carmelo e Isabel en qué consiste nuestro Proyecto de Educación para el Desarrollo, la magnífica labor que desarrolla su coordinadora, Silvia Fernández Cuevas, la creación del grupo SOLINAR y los proyectos que llevan a cabo. Carmelo e Isabel han quedado gratamente impresionados y me han pedido que deje constancia de su admiración por la labor de esos chicos y chicas y del enorme respeto que han mostrado en todo momento durante la actividad.

 

Muchas gracias a todos por haber compartido esta experiencia.

 Juan A. Pinedo Otaola.

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