MÓNICA RODRÍGUEZ EN EL INSTITUTO AUGUSTO G. LINARES

El viernes, 1 de febrero tuvimos una visita muy especial: Mónica Rodríguez, autora de más de cuarenta títulos de Literatura juvenil de enorme calidad. Mónica Rodríguez nació en Oviedo en 1969. Licenciada en Ciencias Físicas. Llegó a Madrid en el año 1993 a hacer un máster de Energía Nuclear y desde 1994 hasta el año 2009 estuvo trabajando en el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT). En 2003 publicó su primer libro infantil y en 2009 dejó el trabajo en dicho centro para dedicarse por entero a la literatura. Tiene publicados más de una treintena de libros. Ha recibido numerosos premios y reconocimientos, como el Ala Delta, el premio Anaya, el premio Alandar y el premio Fundación Cuatrogatos y ha sido incluida en varias listas de honor. En 2017 fue ganadora de varios premios concedidos por jóvenes lectores. En 2018 obtuvo el premio Gran     Angular por su obra Biografía de un cuerpo, así como el Premio Cervantes Chico por el conjunto de su obra.

Con  ella estamos leyendo en 2º y 3º de ESO El círculo de robles, El Hotel o la Biografía de un  cuerpo. Disfrutamos de una charla de lo más apasionante porque nos contó muchas de las historias que habitan sus libros, de dónde nacen y cómo las imagina ella. Gracias a las preguntas que formularon nuestros estudiantes pudimos conocer más a la escritora e hicimos de esta actividad una oportunidad `para leer más libros de ella. No olvidaremos algunos de los consejos que dio a los jóvenes escritores y escritoras que la leen: escribir desde la honestidad, leer mucho, escribir y corregir mucho, lo que significa borrar o podar, como si fuesen árboles.

No os perdáis la descripción que de ella elaboró
María Lasa de 2º A. Formidable.

Mónica Rodríguez tenía una melena ondulada, rojiza y un poco despeinada. Sobre su frente caía un flequillo no muy largo, que seguía dejando ver sus ojos por debajo de sus gafas, y su mirada, decidida e ilusionada, como si hubiera un pequeño farolillo iluminando su pupila. Su nariz no tenía nada en especial, al igual que su boca, unos labios rosados, ni finos ni gruesos. Sin embargo, cuando sonreía se podía ver cómo sus músculos se tensaban mostrando alegría, mientras intentaban ocultar sus dientes. Su piel, de un color pálido y rosado dejaba ver sus pequeñas manchas y arrugas que había ido adquiriendo a lo largo del trayecto de su vida. Su estatura media y su delgada figura hacían que se viese más ágil y manejable, como si una pequeña brisa pudiera tambalearla.

Su personalidad  parecía contradecirse por momentos, tan dulce, amable, respetuosa y abierta, al mismo tiempo que segura, firme y decidida. Como si dos facetas suyas fueran intercalándose por momentos, dejando ver su dulzura y decisión a la vez.

Una experiencia que marcó su vida fue que mientras volaba con su padre y su hermano cruzando la península Ibérica, cayeron dos rayos en su avión. Agarró la mano de ambos para intentar para el tiempo y retroceder para que eso nunca llegara a pasar. En ese instante, se dio cuenta de que lo que realmente la hacía feliz y quería compartir con el mundo era la escritura, la excusa para seguir viviendo.

 

 

María Lasa Martínez

Alumna de 2º ESO A

 

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