La primera experiencia fue llevada a cabo por algunos de los alumnos de segundo de Bachiller del IES Augusto González de Linares, acompañados por varios profesores del centro. Todos nosotros fuimos a la residencia las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, de Cazoña, Cantabria, con el fin de divertir y entretener a las personas que allí viven. En un principio fue un poco extraño pero bonito a la vez, ya que, tras nuestra llegada, pudimos notar una sensación de timidez entre los integrantes del grupo, combinada con una ilusión enorme por romper la barrera de lo desconocido, y que luego se transformaría en un conjunto de sonrisas y carcajadas.
Muchos de nosotros nunca habíamos pisado una residencia de ancianos. Al llegar, nos atendieron cordialmente y tras hablar con algunas de sus cuidadoras, nos avisaron de que podíamos comenzar por la planta baja. En general, sentimos como que nadie nos hacía caso cuando explicábamos, es decir, nadie participaba en los juegos propuestos. Minutos después, varias señoras nos dijeron que era una gran idea bailar y cantar, así que nos pusimos manos a la obra. Para rematar la jugada, varios de nuestros compañeros, incluyendo un profesor, bailaron una jota que gustó a todo el mundo.
Más tarde subimos a la planta superior. Nos sentimos bastante avergonzados, pero ya habíamos superado lo más duro antes, así que repetimos el proceso y nos quedamos descolocados cuando una señora comenzó a cantar Como una ola, de Rocío Jurado… probablemente el mejor momento del día.
Sinceramente, quizás el primer contacto con personas de edades que oscilan entre los 75 y los 100 años no haya sido como esperábamos, pero de verdad que ha merecido la pena, porque no todos los días se hacen cosas así, y creemos que con el paso de las semanas la relación entre todos va a mejorar.
COMO UNA IMAGEN VALE MÁS QUE MIL PALABRAS, EL DOCUMENTO GRÁFICO LO DICE TODO …
Sergio García Arrojo 2ºBC Grupo solidario 2018
Deja una respuesta